miércoles, 16 de octubre de 2013

Resido en Alcobendas e ir a la universidad me supone hora y media de agotador viaje.
El año pasado, ello me supuso una odisea debido a que nunca antes me había tenido que desplazar tan lejos y menos en transporte público. Me acabé acostumbrando la verdad: las carreras, los minutos interminables hasta que llega el metro, los andenes del tren a rebosar de gente y los autobuses con tantísimas paradas. En el fondo me gustaba atravesar todo Madrid, verle despertar me resultaba reconfortante aunque he de admitir que llegaba a clase un tanto agotada. Investigué muchísimas rutas  hasta que escogí la más corta y amena. Decidí que mi ruta iba a ser: ir a Plaza Castilla en autobús, coger metro hasta Nuevos Ministerios, una vez allí cambiarme de línea hasta llegar a Ciudad Universitaria y por fin coger el autobús I. Tenía todos los horarios cogidos y jamás llegué tarde a clase.
Finalmente llegó el verano y con él, tres suspensos. Tuve que recuperar en septiembre y para ir al Campus de Somosaguas el primer día hice el mismo camino que estuve haciendo durante todo el curso. Sorpresa la mía fue que cuando llegué a la parada de mi querido autobús I, pude leer un cartelito que informaba que hasta el día 22 de septiembre no volvería a la normalidad el funcionamiento de éste. Para los otros dos exámenes restantes tuve que ir hasta Moncloa y coger el autobús A el cual genera unas colas impresionantes. Ello no me suponía gran esfuerzo la verdad, una parada más en metro.
Pero resulta ser, que la sorpresa tenía segunda parte, cosa que yo ignoraba.
El 1 de octubre comenzamos las clases de segundo año. A las 9:00 en el aula S64. No estaba concienciada para los madrugones aún, levantarme a las 6:30 de la mañana no es lo mío, pero por otra parte estaba tremendamente nerviosa y con ganas de empezar.
Al llegar a Ciudad Universitaria, después de un gran recorrido en el cual el metro se había estropeado generando un retraso de 15 minutos, la segunda parte de esta gran sorpresa es que el autobús I había desaparecido, ni 22 de septiembre ni normalidad en su funcionamiento ni absolutamente nada. Ello me obligó ir corriendo hasta Moncloa y coger el autobús A el cual, era esperado por unas 150 personas y yo.
Todo ello me hizo llegar en torno a las 9:40.
Sabiendo esto, a partir de aquel caótico día, el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad, la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid y demás instituciones que actúan como si velaran por nuestros intereses, me obliga: a levantarme aún más temprano, a ir en un autobús hasta Plaza Castilla semejante a una lata de sardinas debido a que los recortes han afectado a la afluencia de éstos, que ha disminuido considerablemente; a tener que prácticamente galopar cuando llega el tren porque sino te quedas sin espacio para poder respirar (si consigues sentarte, siéntete un privilegiado) ya que éstos también han disminuido en número, a entrar en un vagón de metro a primera hora de la mañana con un nivel de suciedad que nunca antes se había visto, a poseer gran incertidumbre sobre el estado del tren, es decir, si esa mañana voy a sufrir una avería o algún acontecimiento similar. Por todas estas razones y alguna más que se me queda en el tintero, desde aquí agradezco a nuestros mandatarios las situaciones a las que nos están llevando. Gracias por precarizar cada día más nuestro nivel de vida, gracias por ponernos tantas trabas para poder desarrollarnos como ciudadanos, gracias por despojarnos de nuestros más elementales derechos que supone que otorga el Estado de Bienestar en el que nos encontramos, de verdad, con toda sinceridad, muchísimas gracias.
Esto es un ejemplo que ojalá fuera un caso aislado pero si empezara a enumerar todos los elementos públicos que nosotros pagamos y que están siendo eliminados sin nuestro consentimiento y sin la posterior información de esa toma de decisiones, no acabaría.
Reitero que me siento enormemente agradecida por las desmesuradas acciones que están llevando a cabo, recortando de factores tan básicos como la educación o la red de transportes, que por supuesto me afecta a mí y a millones de personas más.
Este humilde agradecimiento de una simple universitaria va dirigido a todo el cuerpo ejecutivo y especialmente a mi alcaldesa Ana Botella,debido a que sin ella todo esto no hubiera sido posible porque a parte de ser una excelente políglota, recorta y suprime elementos colectivos de primera necesidad.

viernes, 4 de octubre de 2013

BIENVENIDOS

Este blog ha sido creado con la intención de convertirse en un diario profesional. En él, colgaré vídeos, noticias y fotos de interés y escribiré sobre ellos.
Surge en la clase de Economía de segundo curso del grado de Ciencias Políticas con el fin de establecer un proceso de aprendizaje entre el grupo y el profesor, y que sirva de instrumento comunicativo entre éstos. Además describiré con el mayor rigor posible el contenido de la clase, las sensaciones que me producen y las conclusiones que me originan.